POEMAS

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ELOY LOPEZ



FABULA DE LA LLUVIA
Llueve.
Tengo una fábula para contarle a mi corazón.
Bajo la lluvia transita leve, cabellos al aire,
tu insistente presencia de amapola.
Cuando comienzo a decir la nostalgia,
mi palabra se hunde en una lejanía de cielos y pájaros andariegos.

Brumosos litorales, ciegas caracolas rumorosas,
remotos mares antiguos, regresan como un polen delirante
hacia el origen de esta tristeza innominable.

La evocación de ti
de tu piel, de tu sonrisa de cristal,
juega con la sonora persistencia del agua sobre mi verso.
La palabra sube canto, plegaria milagrera
por la carcajada pluvial hacia la altura,
y en la tierra inundada de ti y de lluvia
se queda mi corazón oyendo a la fábula.

Yo le cuento de lejanos y claros países
donde el amor es un milagro cotidiano
y los días y las noches sobran para nombrarte,
para inventar tus ojos y saberte de memoria
por el tacto y por la sangre.
Le digo que mañana, cuando la aurora suba desde el horizonte
por los altos ramajes de mi sueño desvelado,
tú estarás allí, altísima estrella rendida a sus latidos.
No me canso de numerarle los luminosos ríos
que lentos y suaves besan los pies de una montaña fragante
donde una cabaña nos llama por el humo de su chimenea.
Y le repito que tú estarás allí, renovando la mágica lumbre
al sonoro compás de tu pecho claro.
Y le muestro la placidez de las horas y de los días
que corren por nuestro largo abrazo enamorado.
También le cuento cómo, bucólico cazador desmemoriado,
me aventuro por los bosques detrás de un ciervo o una paloma.
Pero él sabe que solo volveré con una roja flor silvestre
y tal vez una mariposa del claro color de tus ojos.

Cuando le digo que un día sin tiempo y sin medida
la vieja fábula será el milagro de la ceniza,
él se queda huraño sobre los repetidos días del olvido.

Llueve.
La lluvia se hizo una larga tristeza sobre mi voz.

ELOY LÓPEZ

( Pertenece al libro "La Parábola y el hombre" – 1964)



DATOS DEL AUTOR




Nació en Pozo Largo el 1 de noviembre de 1929. Maestro, fue Regente de la Escuela Normal " P.I. de Castro Barros", y Profesor de dicha Escuela, de la Escuela de Comercio N° 1 y del Instituto de Artes Plásticas. Ejerció el periodismo.
Publicó "La parábola y el hombre" ( 1964) y " Juan y las palomas"( 1971).
Murió en 1989.








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Aníbal Albornoz Ávila





MADRIGAL DE LA NIEVE OSCURA

En la casa del minero muerto
su ropa huérfana tiene un silencio de maderas.

En los pliegues de una camisa,
la luz, en su porfía, desabriga
para siempre una llaga
de alma rota;
y desde su bufanda, de gris viejo,
cuelga una melancolía de lana
sin aliento.

(La ropa siempre es un desconsuelo en la casa
de un hombre que ya no llegará con sus pasos).
En una puerta, al fondo del silencio,
en donde los zapatos aún tienen su nieve,
y los abrigos del perchero
cobijan desamparos,
un recuerdo, como una palabra efímera,
despierta en una foto:
¡Una fiesta y corderos entre el fuego,
y árboles y mineros y tréboles
y diciembre, de algún año!
Nada más que eso. Nada más.
Y la inclemencia.
Sobre las ventanas de la intemperie nevada,
el viento bestial tiene el instinto del fuego
cuando va hacia su ceniza,
y poco a poco,
aquí y allá,
muere entre la noche y los techos,
como un blanco animal que abarca
el cielo.

En la casa, en una habitación trémula,
un pañuelo es un adiós en un bolsillo,
y una lámpara añeja bosteza
una oscuridad irremediable entre una cama
y el espeso maderal de los postigos.

La angustia del metal de un caño, como un deudo
de las cosas, deja oír en el silencio
la obstinación abismal
de una gota de agua
cayendo y
cayendo en la cocina;
agua que será de ahí en más una lágrima
insistente en el litoral de los sollozos.

Hasta que un día de cualquier tiempo,
alguien, en esa casa, nombrará
al hombre muerto,
y, desde entonces, incesante,
como un credo, el recuerdo habitará
la nostalgia para siempre.

En los pueblos de la cuenca, por los deshojados
pañuelos de los vientos,
llora la noche conmovida.

Nada más que eso. Nada más.
Y la tristeza.



AROMA DE LA PERDURACIÓN

¿y qué es el mito?
¿Acaso es la piedra que habla?
¿Será la usanza del barro?
¿Es un sueño de guardar?

¿Qué es?
¿Es la raza del grano que habla
en las alturas?
¿Los rostros del tiempo?
¿Un polen?
¿Un sol a decir basta?
¿Una luna a mitad del corazón?
¿Las estrellas en el menguante
del rocío?
¿Qué será? Me aparezco preguntando,
con los siglos creciendo a mis espaldas.

¿Acaso es el tiempo de la eternidad
a voluntad de un pueblo?
¿Es el agua de la oralidad?
¿El mineral?
¿Será la morada de la aurora?
¿El cántaro de la sombra húmeda?
¿Una comida en la vida de la mesa?
¿Qué será?
¿Será acaso la obsidiana?
¿La madera del tarko?
¿Será un río?
¿La siembra?
¿La aridez?
¿Una siesta con sombrero?
¿Acaso el cereal decapitado?
¿Un volcán?
¿Una montaña acaso?
¿Qué es? Me aparezco preguntando.

Y lo que se sepultó en el viento,
animal y anchura, me dice:
¡Divinidades!
Es entonces que me aprieto el alma
con el aroma de la perduración.

Aníbal Albornoz Ávila


DATOS DEL AUTOR


Poeta, dramaturgo y crítico literario residente en la provincia de Santa Cruz, nacido en Aimogasta, La Rioja
Es autor de los libros Aguacero del Triste, Pájaros con Ojos de Vidala (poesía), Aguas de Lavar Almas, El Maridaje de Ivanikha Gorkí(inédito), El Carpintero de Hiroshima (inédito),Las Amanecidas del Fiordo Caupolicán y Óleo de una flor torrentosa (teatro.inédito), Las Probanzas de los sueños rústicos (Relatos de mitos de los Valles Calchaquí)-inédito-, y del Cantoral calchaquí sobre lo divino y lo humano.(cantata).
Ha dirigido el elenco estable de la UART- (Unidad Académica Río Turbio) de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral , como dramaturgo, puestista y director.
Ha creado, con letras de su autoría, canciones con músicos de este país como Raúl Carnota, Eduardo Guajardo, Ramón Navarro (h), Rubén Cruz, Mario Díaz, Eduardo Sosa, Marcelo Gaibizo, Warmy Sosa y otros músicos del cancionero nacional.
Sus poemas han sido incluidos en diversas antologías poéticas, tales como la antología latinoamericana Esta canto es América; Antología de poetas argentinos (Edición de la Biblioteca Nacional ) y otras antologías provinciales.
Las canciones de su autoría han sido grabadas por Juan Iñaki, Eduardo Guajardo, Laura Albarracín, Sylvia Zabzuck, Grupo vocal Aguablanca, y otros intérpretes argentinos.

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ELIDA RAQUEL MARTINEZ





Camino



Yo se que hay un solo camino,

un camino de fe y esperanza,

un camino sin violencias,

un volver a aprender a dar la mano,

un volver a empezar,

mirándonos y dar la cara.



Con el poder no alcanza,

si a cada ser humano

no se le mira el alma,

si a cada niño pobre

que camina descalzo

no se le enseña lo bueno,

las palabras, la educación en calma.



Si no se les enseña la justicia,

no sabrán después,

que hay que poner en la balanza….

Volvamos a creer,

con poco alcanza…


Jornaleros

Los vi pasar, la vida

a lo lejos…

Llevaban en sus alforjas

la mitad de sus sueños.

Llenaban de ilusiones las acequias

en las frías noches de invierno…

Yo, vi pasar la vida

con sus pasos cansados,

llorando sus miserias.

Los vi pasar la vida

con las alforjas llenas

de aceitunas maduras

y vientos en las melgas.

Solamente pedían…

Un trabajo en las fincas…

Eran cosecheros por un tiempo.

Con sus manos paspadas

trabajaban a sueldo,

para llevar a casa

el pan de los obreros…

Día y noche limpiaban

los yuyos de los cercos,

y al amanecer salían

con el canto en los huesos.

Sus espaldas dobladas

por el paso del tiempo,

su sudor y su aliento.

Las chicharras cantaban

su noble transitar

en las cosechas,

eran jornaleros,

gente de mi pueblo…

Ahora que los veo,

los bendigo en silencio…


ELIDA RAQUEL MARTINEZ



DATOS DE LA AUTORA:
Nació en la rioja, el 19 de agosto de 1953.

Es artesana y dedica su tiempo libre a la poesía, habiendo publicado sus obras en distintas revistas literarias y diarios,

Como así tambien en los libros:”Torrentes de poesías y cuentos” ( Río de la Plata 1996, auspiciado y declarado de interés cultural por la Secretaria de Cultura de la Nación). “Los poetas de Aimogasta cantan a su tierra”, año 1997. En 1998 publico “Antología poética. En 1990 “Mujer y luna”. En el 2007 “Vida compartida”.-

Sus trabajos han sido publicados y premiados en dieciocho antologías compartidas, a nivel nacional e internacional.-
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MARCELA MERCADO LUNA


LINYERA


En la esquina

un tufo

de orines resecos

y sopas olvidadas,

el rabo flaco

del perro flaco

chicoteando sin fe

la mosca pertinaz

que escolta

esa laxitud

de lombriz desahuciada.



(Una madre que pasa

tironea el pavor

tembloroso

del niño

y en parábola amplia,

ambos sortean

hábilmente la escena).



Junto al perro,

está él

–sobretodo injuriado

de paño azul-asfalto,

barba terrosa –

sombra sin dueño

recortada en la tarde,

mancha impertinente

de la primavera,

puntual amo

del silencio,

desdeñador

de todos los asombros.

Él, que no pide nada

y nada espera...



¿Qué sueño suelto y raro

hace girar la rueda

de los días sin tiempo

del linyera?

MARCELA MERCADO LUNA


DATOS DE LA AUTORA

http://letrasbibliotecalarioja.blogspot.com/


Nació en La Rioja en 1959

Licenciada en Letras Modernas (UNC) y Profesora de Lengua (IES), ejerce la docencia de Nivel Superior en la carrera de Teatro del IFDAC “Alberto Crulcich”.

Dedicada a la crítica literaria y al periodismo cultural, publica en su blog “Autores y libros riojanos” (http://letrasbibliotecalarioja.blogspot.com/) parte de sus trabajos relacionados con el quehacer literario local. Fue columnista de El Independiente Digital, y sus colaboraciones son publicadas periódicamente en el Suplemento dominical “Familia y Cultura” del mismo medio. Colaboró también en otros medios gráficos y digitales de alcance provincial y nacional.

Parte de su producción literaria (cuentos y poemas), apareció publicada en el Diario El Independiente y en antologías.

Como dirigente bibliotecaria, integra desde hace más de diez años la Comisión de la Biblioteca Popular “Mariano Moreno” y dirige la edición de la Colección de libros clásicos riojanos “La Ciudad de los Naranjos” que sostiene esa institución.

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PANCHO CABRAL


PADRE ARBOL

Padre árbol

me inclino ante tus años y muerdo tu cáscara rugosa.

Me elevo por tus venas, te canto, te dejo mi palabra

- pobre de aquel que pasa sin mirarte -

me arrodillo ante tu anchura sin saber desde que siglo

camina tu verde - no hace falta preguntarte -

solo quiero prolongarme por tus gajos y verme brillar

sobre tus vainas.

A veces me destino a contemplarte y digo:

¿Cómo hiciste esta sombra?

¿En que momento desapareció la siesta?

¿Con que rama señalaste el canto de las madres, de la mujer,

que ama y crea los hijos en tus ganas, de la abuela en paso campesino

que instruye el alba y el mañana?


Padre árbol, escucha:

Te confieso que vengo a cantarte

y vuelven aquí nombres polvorientos en sequías,

abuelos que te cantan; Delina y Atanasio, Oscar, Nicanor,

Raúl, Haydee, Blanca Pilila, Elba, gente de tu temple

y tu madera. Digo además, que no se de aquellas lluvias

que no estaban, ni de las blandas torcazas que poblaron

esos días. No vi por los húmedos ojos de tu represa antigua,

solo se que quiero arrinconarme en la abierta sombra generosa

de tu alma…y a veces si, suelo preguntarme:



¿Desde que semilla vienes?, ¿hacia donde va tu mano?,

¿quién hizo la primera rama?,

¿cómo se formó el yuyo de los Luna?,

¿de que greda los Moreyra?

¿Merezco la sombra del pájaro que vuela entre mi canto?

¿Quién hizo este silencio que sube y sube al final de la tarde?

¿Qué ha de ser sin ti esta comarca?

¿A quien entrego mi chaya y mi vidala?,

¿a quien el pan amigo sin tu savia?



Padre árbol, mira…

tu eres grande, porque grande fue la semilla y el agua.

No creo saber que pueda cobijarte con mis manos.

No tengo harinas amarillas y dulzonas, ni palomas,

andando por mis tardes.

¿Cómo puedo darte una Pascua si elevas tantos cristos

en el aire?



Estoy yéndome ya padre árbol, tacú inmenso, harina de mi agua.

Me abrazo a tu memoria, a la sombra generosa de tu alma.



PANCHO CABRAL


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MARTÍN PTASIK


FISURAS




Todo cabe en las fisuras.

La dicha tiene esa puta y acuática costumbre de huir
manos y vida abajo
a lo ajeno.

Más tarde
O
más de nuevo.

Malhiriendo el alma
ese odioso traqueteo de canilla
husmeando la madrugada.

Con el candado del lado de afuera
y el ayer que se invita
a invadir
con su zorro alarido

Las venas desafinadas
aferrándose y desentonando
todo

rostros que te amansaron
huyendo de la costumbre

Plumas por doquier
en la cordura de saberte tanto
como para un presagio


Mierda en la merienda
de nuevo

Ocaso firmado al pié del pellejo

Orujo de esos días
que esta misma noche
destilan el pedo más terrible

Resaca de vos
que

ni hace falta contarte.


MARTÍN PTASIK

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